¿Alguna vez te has preguntado que obligaciones tienes frente a la Renta? ¿Tienes claro qué tipo de contribuyente eres a la hora de tributar? En este post te explicamos todo lo que necesitas saber.

Para poder resolver todas las dudas lo primero que debemos hacer es definir que es un contribuyente.

Definición de contribuyente

El contribuyente es la persona o entidad sobre la que recae un impuesto o tributo. Para ello debe haber un hecho imponible, es decir, un elemento sobre el que recaiga un impuesto que debe ser abonado. De forma que, el contribuyente es la persona física o jurídica que soporta la carga del impuesto, pero no necesariamente es el obligado al pago del impuesto a la Hacienda Pública.

Cuando hablamos de impuestos y sobre quién tiene que hacerse cargo del pago, es muy habitual confundir los términos de contribuyente y sujeto pasivo.

Es cierto que en la mayoría de los casos estas dos figuras coinciden, pero, en realidad, encontramos diferencias significativas entre contribuyente y sujeto pasivo.

 

Definición de sujeto pasivo.

El Sujeto pasivo es la persona física, o jurídica, obligada al cumplimiento de las obligaciones tributarias, bien como responsable último del impuesto o como contribuyente. Se trata del deudor frente Hacienda por haber generado el hecho económico por el que se ve obligado al pago del impuesto según la ley.

Pues bien, aunque puedan parecer idénticos, la diferencia entre contribuyente y sujeto pasivo, se encuentra en la naturaleza del impuesto. Es decir, si se trata de un Impuesto Directo o Indirecto. Veámoslo con ejemplos.

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Diferencias entre sujeto pasivo y contribuyente.

El contribuyente es la persona que debe soportar el pago económico del Impuesto. Por el contrario, el Sujeto Pasivo es la persona deudora del tributo. En la mayoría de los casos, ambos cargos suelen recaer en la misma persona, sin embargo, estas figuras pueden variar.

Impuestos directos e indirectos, ¿cuántos existen?

Como hemos dicho, la distinción entre contribuyente y sujeto pasivo, cobra especial relevancia en los tipos de impuestos, especialmente, en si estos son indirectos, y carece de utilidad práctica en el caso de los impuestos directos.

Cuando el impuesto es directo, el sujeto pasivo y el contribuyente es la misma persona. El ejemplo más claro y conocido de impuesto directo es el IRPF. De forma que un individuo o una empresa obtiene un ingreso por un producto o servicio, y sobre eso, el gobierno aplica un porcentaje y le exige a las personas afectadas que “directamente” lo paguen.

 

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Otro impuesto muy común, dentro del grupo de los impuestos directos, es el Impuesto Patrimonial. Las personas que tienen determinado patrimonio, deben abonar al Estado los porcentajes correspondientes por dicho patrimonio.

Los impuestos directos son quizás los tributos a que estamos más familiarizados o comprendemos mejor, ya que nos influyen de modo de directo. Somos el que paga el impuesto y el que lo declara, es decir, pagamos y estamos obligados frente a Hacienda de que ese pago se ha hecho correctamente.

Por otro lado, el impuesto indirecto es al que menos importancia le damos, pero que seguramente, en el que más dinero gastemos de forma habitual. El IVA, como comentábamos, es uno de ellos, pero también lo son el impuesto al tabaco, y otros tantos, como el impuesto al alcohol o a la gasolina.

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